domingo, 30 de octubre de 2011

-:-

He esperado demasiado de la gente si, probablemente ese sea el mayor motivo por el que hoy estoy aquí, y tu allí. Siempre me advertias de lo mismo pero yo no me quería dar cuenta... Hasta que al fin, escogiste el método mas efectivo, aunque con diferencia también fuera el mas duro; irte.
Y así, demostrarme que de la única persona en quien puedo confiar soy yo misma.
Podría decirse que me tiraste al fondo de un oscuro pozo, obligándome a valerme únicamente de mis manos y mi gran torpeza para salir de ahí. Y que duro es, subir por las punzantes paredes cuando hace horas que me sangran las manos. Que duro es, aferrarme con los pies a la fría roca cuando hace días que se desgastaron mis zapatillas. Y lo mas doloroso de todo aquello era no ver el final, ni una mano que pudiera llegar a agarrarme y ayudarme a subir.
Hubo veces en las que preferí abandonar y dejarme caer hacia el abismo... Pero no lo hice, al principio por ti, y finalmente por mi. Si, por ti, por que me aferraba a la idea de que pronto volverías, que lo que teníamos era tan fuerte que nada ni nadie podría terminar con ello. Pero me empece a cansar de esperarte sentada en un saliente al borde del precipicio. Y volví a subir, mis manos seguían sangrando pero pronto dejaron de dolerme, mis pies, aun sintiendo el frió de la roca supieron adaptarse a ella.
Y hoy, sentada al borde del pozo desde donde una vez me empujaste, con las manos vendadas y calcetines en los pies, me acuerdo de ti.
Me acuerdo de ti y de esas miles de promesas que un día me hiciste, de esas palabras que me llegaban al alma, del tiempo que un día compartíamos con un solo corazón, con los mismos latidos... Y por primera vez en mi vida, te digo, que puedo vivir sin ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario